El amor y la pasión por el arte de los destilados fueron el punto de partida de Pont Blanc. Desde nuestros primeros pasos, soñamos con crear un producto que no fuera solo una bebida, sino la expresión auténtica de nuestra tierra, nuestra familia y nuestro esfuerzo. Lo que comenzó como una búsqueda personal se transformó en un proyecto colectivo, impulsado por la dedicación y el compromiso de cada integrante de la familia, que encontró en la destilería un lugar para dejar huella.

Cada botella que hoy lleva el nombre de Pont Blanc representa mucho más que un destilado: es la síntesis de años de trabajo, de noches de experimentación, de aprendizajes y sacrificios. Con constancia y convicción logramos transformar ese sueño en una realidad tangible: gins y whiskies de alta calidad, elaborados artesanalmente, que hoy son reconocidos y premiados tanto en Argentina como en el exterior. Galardones como la Medalla de Plata en Argentina Spirits Awards, la Medalla de Gran Oro en el Concurso Internacional IWSA en España y múltiples reconocimientos a nuestras variedades demuestran que lo que hacemos con el corazón trasciende fronteras.

Pero detrás de los premios hay algo aún más valioso: la unión familiar. La participación activa de cada uno en el proceso —desde la selección de los botánicos hasta la última etapa de embotellado— nos recuerda que este proyecto no es solo una empresa, sino la prolongación de nuestros valores. Pont Blanc es el resultado del amor, la dedicación y el orgullo de una familia que cree en el poder de hacer las cosas bien.